O de cómo llegué a Erbil, capital del Kurdistán irakí, y simpaticé con sus habitantes para aprender sobre la demoledora realidad de un país raramente visitado.
Relato de un viaje al festival sufí de Konya, donde reposan los restos de Rumi (Mevlana), para aprender sobre el sufismo, la rama mística del Islam y sus derviches giróvagos.
O cómo llegué furtivamente a territorio tibetano, atravesando pasos montañosos elevados, haciendo noche en cuevas con anacoretas, o siendo bautizado por los practicantes de una peculiar etnia casi extinta.
O de cómo antes de abandonar el Kurdistán iraquí fui a Lalish, la ciudad sagrada de los Yezidíes, practicantes de una peculiar y esotérica religión y lo que ellos me enseñaron.
En Khajuraho (India), los llamados templos del Kamasutra por sus relieves eróticos tienen en jaque a eruditos e historiadores. Esto aprendí el día que los visité.
Montado en un kayak, visité varios poblados remotos del Norte de Laos, entre ellos los de la etnia Lanten, o las gentes del río, a cuyos asentamientos sólo se accede por agua.
Al Sur de Nepal, en el Parque de Chitwan, una etnia, los tharu, han vivido rodeados de una exuberante selva repleta de rinocerontes, elefantes y tigres salvajes. Quise conocer de cerca algo más sobre su cultura.
Relato de cómo por error y tras algún sustillo, acabé en un pueblo de auténtica cultura nepalí, con una acogedora atmósfera. Al día siguiente,visité el monasterio más antiguo de Nepal, enclavado en una colina entre arrozales.
Tras las noticias del día anterior, me aventuré ilegalmente a través de los valles que conducen a las fuentes del Ganges, para gozar como pocas veces he hecho cuando lo alcancé finalmente.