Creo que hay tantos viajes y formas de viajar como personas en este mundo. También, que hacer espectáculo usando al propio planeta o a los viajes como protagonistas es una redundancia, pues hacen arte con algo que ya lo es. Aún así, consciente de la enorme subjetividad que tiene cualquier recopilación de películas de viajes, hice la siguiente por tratarse de metrajes en los que vi reflejadas ideas, enseñanzas y motivaciones que me hicieron sentir los viajes, además de presentar sin tapujos las incoherencias, desigualdades y dudas que éstos también me plantearon. No he querido incluir documentales o películas que retraten países concretos, ni que cuenten viajes, sino que quise incluir aquellas que abordan la idea de viajar en general. O al menos, lo que yo entiendo como tal. Sin más presentación o explicación, aquí están las películas:

Baraka

Un clásico de los que te hacen pegarte a la pantalla cada vez que la ves. Nadie tiene muy claro si es una película o un documental, y ni falta que hace. Yo no veo más que un abrazo a la especie humana a través de unas imágenes y música que vibran y hacen vibrar. Quizá su director, Ron Fickle, quiso ahondar con su película en algo que nos atañe a todos: entender qué y cómo somos. Para ello se valió, como no podía ser de otro modo, de la propia diversidad de nuestro planeta, haciendo de Baraka una poesía visual en cuyos versos se entrecruzan caóticas metrópolis, tribus, templos, selvas o fábricas, entre otros. Una cosa está clara: a nadie deja indiferente.

Samsara

Samsara es el término en sánscrito que define el ciclo de reencarnaciones que sufre una persona hasta alcanzar su liberación. Y este fue el segundo regalazo que tras Baraka nos hizo Ron Ficke. Otra joya de aspecto aún más cuidado en cuyo título se intuye el propósito del director: retratar la relación del hombre con la eternidad.

He visto la película repetidas veces, y su comienzo y final varias decenas. No evito que se me siga poniendo la piel de gallina como la primera, ni que cada una de ellas me siga regalando nuevas reflexiones y apreciaciones. Quizá, al igual que regresar a un país ya visitado, ése sea el motivo por que el vuelvo a verla una y otra vez.

Trilogía Qatsi

La palabra “Qatsi” significa “vida” en el idioma de los indios hopi de Norteamérica, y cada película de esta trilogía refleja el desorden, la transformación y el conflicto: las tres facetas de la concepción de la vida de esta tribu. Una desmerecida gran desconocida, quizá por ser menos fáciles de ver que las anteriores. Fueron producidas, entre otros, por George Lucas y Francis Ford Coppola y musicalizadas por el minimalista Philip Glass. El mismo Ron Fickle trabajó en ellas, lo que hace que muchas escenas e ideas recuerden sospechosamente a las de Baraka o Samsara.

Algunas profecías de los nativos hopi que claramente se ven reflejadas en las películas:

  • “Si escavamos la tierra en busca de cosas preciosas, invitaremos al desastre”
  • “Cerca del día de la Purificación, habrá telarañas hiladas por todo el cielo”
  • “Un contenedor de cenizas caerá un día desde los cielos, quemando la tierra e hirviendo los océanos.”

Encuentros con hombres notables

Gurdjieff es uno de los místicos occidentales más conocidos, y una de las vidas y legado más inspiradores que conozco. Su obra me ha marcado profundamente y sigue siendo fruto de estudio y debate en muchas escuelas de pensamiento en todo el mundo. En su primer libro narró sus primeros viajes a lugares como Egipto, Afganistán, India, Rusia o Tíbet en busca de pensadores, anacoretas, faquires, derviches, filósofos y otras personas sabias con las que convivía mientras estudiaba sus ideas. Esta película, llamada como el libro en que se basa, reproduce esos viajes iniciáticos cuyo motor era la búsqueda de conocimiento.

Algunas frases de la película:

“Un hombre no es nunca el mismo por mucho tiempo. Está continuamente cambiando”

“Traten de verse a sí mismos, porque no se conocen. Deben darse cuenta de este riesgo; el hombre que trata de verse a sí mismo puede ser muy infeliz, porque verá muchas cosas malas, mucho que querrá cambiar, y ese cambio es muy difícil. Es fácil empezar, pero una vez que hayan abandonado su silla, será muy difícil conseguir otra, y esto puede causar una desdicha muy grande”.

Tres en el Camino

En una exquisita sensibilidad, Laurence Boulting nos cuenta el camino a Santiago de Compostela de una poetisa japonesa, una joven brasileña y un asistente social holandés. El diálogo interior que el peregrinaje les propicia es el hilo conductor de esta narración intimista a la que pone voz Richard Attenborough. El director ha conseguido un delicioso canto a la vida donde todo, incluso el propio camino, es simbología. Esta quizá sea la película en que más reflejada he visto mi concepción del viaje.

Película Tres en el Camino

Qué mejor que las propias palabras del director para explicar su obra:

“Es una recuperación de las sensibilidades, un redescubrimiento de la importancia de los pequeños gestos, que dan a la vez riqueza y paz interior, y nos preguntamos por qué hemos abandonado estas cosas tan simples en un mundo que creemos moderno y de progreso”.

“Dormimos, caminamos, bebemos… no pasa nada en el exterior, el drama está en el interior y es el universal de las preguntas profundamente importantes, los valores que realmente dan riqueza a la vida”.

“Son tres peregrinos distintos, con culturas distintas, idiomas y maneras diferentes, pero el sueño universal es igual en cualquier país”

El gran silencio

“Nuestra ocupación principal y nuestra vocación es la de dedicarnos al silencio y a la soledad de la celda. (…) En ella con frecuencia el alma se une al Verbo de Dios, la esposa al Esposo, la tierra al cielo, lo humano a lo divino”. (Estatutos de las orden cartuja, 4.1).

Si la pregunta del examen fuera traducir una película el anterior estatuto, dos cosas quedarían claras: que el profesor se ha ensañado, y que el director aprobó con matrícula. El Gran Silencio nos acerca a la vida de los monjes del monasterio de Grande Chartreuse, en los Alpes franceses, donde los silencios hablan, la lenta velocidad acelera y lo clásico adquiere matices tremendamente modernos. No hay puesta en escena porque todo es una rutina real, cuya serena coherencia te desgarra durante casi tres horas.

En casi todos los viajes que he hecho he pasado algunos días conviviendo con monjes en monasterios de diversas religiones, procurando entender sus enseñanzas y mensajes más allá de las muchas veces politizada o mediática versión con que las religiones sobreviven en los tiempos que corren. En muchos de estos monasterios conocí a algunas de las personas que más huella me han dejado.  Dejo unas frases del director de la película, Philip Gröning, que resumen a la perfección su esencia:

“Yo no quería rodar una película sobre un monasterio, sino sobre el hecho de ser monje.”“Buscaba elaborar un estudio profundo del tiempo, y, a la vez, la experiencia de una vida dominada por la pureza y la sencillez.”

Home

Home (Hogar), es un viaje por 54 países de los siete continentes donde imágenes aéreas se suceden mientras se hace patente el impacto del ser humano en la naturaleza. Engancha la simpleza con que su amable narrativa transmite ideas tan complejas y que nos afectan a todos. Se estrenó el Día del Medio Ambiente del 2009 a través de Internet, donde puede verse de manera legal procurando así llegar al mayor número de espectadores. Y es que como dicen en la propia película: “Es demasiado tarde para ser pesimistas”. Una joyita cuyo trailer puedes ver aquí debajo y la película completa pulsando aquí.

Sadhu

Los saddhus, esos anacoretas y ascetas del hinduismo, son las personas que más huella me han dejado en la vida. He visto a algunos vivir medio enterrados, a otros alimentarse sólo de leche, pasar años en un columpio, comer cadáveres humanos e incluso extraerse los intestinos a través del recto, entre otros ritos peculiares. Sus testimonios, control mental y corporal, lucidez y manera de entender la vida me tocaron hasta lo más profundo del ser.

Escena de la película Saddhu

Cuando vi esta película volvieron a aparecer muchas de las dudas y preguntas que las veces que he convivido con ellos les planteaba: ¿Qué mueve a un hombre a renunciar a todo por la vida espiritual? ¿Cómo se sobrelleva la dureza de los primeros años de aprendizaje, cuando el apego a la vida anterior es aún fuerte? ¿Qué se espera obtener? Las responde con una pasmosa sinceridad el protagonista, un saddhu bonachón que decide dejar su cueva en el Himalaya y volver al encuentro de su vida anterior. O no.

La sal de la Tierra

De Sebastiao Salgado sólo conocía sus fotografías. Con esta película autobiográfica aprendí que tras ellas más que un fotógrafo se esconde un poeta que acompaña cada una de sus palabras del preciso silencio que la asimilación y empatía necesitan. Conflictos armados, hambrunas, éxodos, comunidades tribales, paisajes vírgenes o una fauna retratada de manera inusual conforman el retrato del planeta cambiante que Salgado inmortaliza con sus objetivos. La hipnotizante estética de sus imágenes no esconde ni maquilla las incógnitas e interrogantes sociales que motivan el trabajo de un fotógrafo cuyas miras están fuera de la imagen.

Algunas frases de la película que me llamaron la atención:

“En el ritual copto el cuerpo debe estar limpio cuando se confronte con Dios. Se debe lavar todo el cuerpo aunque haya poca agua. Con cada persona que muere, un pedazo de todos muere.”

“Somos un animal feroz. El ser humano es un animal terrible. Aquí en Europa, en África, en Latinoamérica, en todos lados somos extremadamente violentos. Nuestra historia es una historia de guerras. Es una historia interminable. Una de represión. Un relato de locura.”,

“Ahí, en tan solo un segundo, se me reveló la historia de la humanidad. La construcción de las pirámides. La torre de Babel. Las minas del rey Salomón. Ni el sonido de una sola máquina se podía escuchar. Lo único que se escuchaba era el murmullo de 50 mil personas en un enorme agujero. Conversaciones, ruidos, movimientos humanos mezclados con los sonidos del trabajo manual. Regresé a los umbrales de la civilización.”

Océanos

Acostumbrado a ver el mundo por encima del agua, con esta película recordé no sólo que la mayor parte de la superficie del planeta está sumergida, sino que ésta esconde una vida que en mi terrestre ignorancia suelo olvidar. Sociedades animales interactúan en un universo acuático del que tenemos muchos interrogantes y pocas respuestas. Océanos, además de responder algunas de esas preguntas y plantear otras tantas más, te introduce bajo el agua en un viaje del que al acabar deseas volverte a zambullirte.

Película Océanos

Desde las aguas del Caribe hasta otras donde no llega la luz del Sol, son sus habitantes nativos y sus vidas, sin explicación ni narración vocal ninguna, los únicos actores del metraje. Yo no sabía ni que existían la gran mayoría de los que vi y menos aún qué hacían. Pero eso parece ser lo de menos, y es que como en los viajes, cada cual extrae sus propias conclusiones ante la nueva realidad que aparece frente a él.

Tracks

Robyn Davidson, una joven australiana decide caminar 2700 kilómetros a través del desierto junto a unos camellos. Son dos de las ideas que refleja, más que la película en sí, las que me hicieron compartirla aquí. Una de ellas es el concepto de viaje -menos metafórico de lo que pudiera parecer- como un avance a través de una sucesión de paisajes deshabitados que son tanto escenario como excusa para que los miedos, tabúes, complejos y dudas de la protagonista florezcan sin más compañía que la de animales con los que camina. Y de repente, el viaje cobra vida en un ente que, como el buen amigo que nos desea el éxito, no evita también mostrar la mano dura en esa prueba contra nosotros mismos en la que siempre subyace la misma pregunta: ¿Qué nos mueve a caminar?

La segunda idea aparece cuando un fotógrafo, al enterarse del periplo de Robyn, la busca varias veces con su coche  con el fin de fotografiarla para una conocida revista. La esencia motora del viaje, aquella que impele y motiva a Robyn desde sus adentros a caminar, es edulcorada y maquillada hasta ser convertida en un producto de consumo más. Desprovisto de su alma, el viaje es reducido a una caricatura facilona de pomposos titulares, tan fruto de los tiempos que corren como el bazar en que tantos pueblos han convertido su cultura, mercadeando tradición por los billetes del mejor postor que, no pocas veces, han fagocitado a la propia cultura hasta evaporarla.

Kandahar

Afganistán es uno de los países que más tiempo llevo queriendo conocer. Una cultura propia incombustible al paso del tiempo y un conflicto que se remonta siglos son a la par escenario y obligado guión de un país donde las historias parecen escribirse solas. La protagonista de la película, una afgana criada en el extranjero regresa a su país natal para recorrerlo camuflada en una desesperada búsqueda para salvar a su hermana, condenada de la peor de las suertes. Conforme avanza, en su difícil cruzada se va dibujando un agridulce retrato de nuestra  propia especie y de una sociedad hermética más allá de sus fronteras.

En esta película encontré también un homenaje, quizá involuntario, a todas aquellas personas ninguneadas, perseguidas, expulsadas, refugiadas y huidas a los que los infortunios de la vida obligan a viajar en las peores condiciones, casi siempre cargando con ellos los fantasmas del odio, la opresión, la injusticia y la frustración. En muchas zonas fronterizas – así como en campos de refugiados o zonas de gran inestabilidad -, he encontrado personas cuyos testimonios me hicieron entender mejor qué significan el miedo, la libertad o la dignidad. Con esta película recordé muchos de ellos.

Xuan Zang

Hiuen Zhang (Xuan Zang) es uno de los viajeros que más me han inspirado. En una época en la que viajar era sinónimo de peligro, y donde los grandes desplazamientos eran relegados a caravanas comerciales o políticas, este monje chino del siglo VII decide emprender un viaje clandestino, a pie y en solitario, con el único propósito de ampliar las enseñanzas budistas que han llegado a su país al darse cuenta de que están incompletas. Así comienza un venturoso periplo que le llevaría hasta India y en el que conocería a maestros, mercaderes, truhanes de todo tipo y hasta reyes que quisieron retenerle para poder aprender de él. Una vez en Nalanda, la universidad budista más grande de la época, pudo conseguir los textos y enseñanzas que buscaba, regresando a China dieciséis años después con más de seiscientos ejemplares originales en lengua sánscrita que él mismo tradujo. Esta película resume su vida, tan influyente en la cultura de varios países asiáticos que son incontables las obras literarias, audiovisuales y escritos diversos que directa o indirectamente le hacen referencia.

Latcho drom

Desde el desierto del Thar en India hasta el sur de España, la película te permite acompañar a una familia nómada gitana en un viaje por tierra entre ambos países. Sin diálogos, es la música la que junto al propio movimiento confiere una identidad a la familia. Y dicha identidad, un folklore inconmensurable, vivo y cambiante, va permeando por las tierras que recorren moldeando su cultura, alzándose contra política y enriqueciendo el arte y otras tradiciones. Y eso me pareció la perfecta metáfora de lo que la Humanidad ha hecho siempre: crear un patrimonio intangible mover esas ideas por del enorme escenario que es nuestro planeta a través de las rutas comerciales, intelectuales y religiosas.

Y fruto de esos grandes viajes y desplazamientos, hoy seguimos encontrando puntos en común entre las lenguas, gastronomías, literatura, música y pintura de países separados por miles de kilómetros. Y es que, ¿no es viajar a fin de cuentas estrechar lazos con quienes habitan otras tierras? ¿Dejar que parte de la propia cultura cambie con otra parte de la ajena?

Este es su trailer:

Human

El mismo director de «Home», Yann Arthus-Bertrand, explora con su siguiente película no la geografía de nuestro planeta, sino a la humanidad como raza. Se plantea qué es lo que nos hace humanos y qué tenemos en común independientemente de dónde vivamos. Esto le lleva a grabar a más de 2000 personas en más de sesenta países. ¿Qué sentimientos compartimos? ¿Qué mueve nuestras vidas? Las reflexiones de estas personas les llevan a abordar temas como el amor, la guerra, el trabajo, la enfermedad, la fe o la pobreza. El resultado final es una película dividida en varias partes para que pueda verse con mayor facilidad, que puede verse gratuitamente en el siguiente vídeo o en su web.